CULTURA DE TARTESSOS.



CULTURA DE TARTESSOS

1. Introducción

Tartessos es el nombre dado por los griegos al área occidental más lejana del mundo conocido, entre el Guadiana, el Guadalete y todo el Valle medio y bajo de Guadalquivir, Allí Hércules había librado una batalla contra el gigante mítico Gerión, antes de que reinara Argantonio, único rey de Tartessos documentado históricamente. Al final de la Edad del Bronce las poblaciones del sudoeste de la Península Ibérica se enriquecen y empiezan a dar muestras de su capacidad de atesorar bienes y de dominar sus territorios. El contacto con los fenicios a partir del siglo IX a. C. impulsa su evolución cultural e introduce el estilo orientalizante en sus manifestaciones artísticas. Cádiz fue la principal colonia fenicia en la fachada atlántica, fundada por mercaderes procedentes de Tiro, y la clave de transformación de las regiones de su entorno que entre las comunidades fenicias y tartésicas. La arqueología da a conocer el carácter defensivo y urbanizado de las poblaciones tartésicas como Tejada la Vieja (Escacena del Campo) con murallas provistas de torres y casas distribuidas en manzanas separadas por calles rectilíneas, desconocidas con anterioridad.


Máscara de Argantonio

2. Historia

Tartessos fue un reino cuya formación aún permanece en el misterio pero que se remonta aproximadamente al 1200 a.C. y cuya extensión en su periodo de máximo esplendor comprendía el sur peninsular desde el Tajo hasta el Segura con límite al norte en Sierra Morena. La localización de su capital Tartessos (una ciudad-estado que dio nombre a toda su área de influencia) a falta de datos arqueológicos es también incierta. No obstante, sí se sabe que ocupaba el área suroeste de la Península Ibérica, en torno a la desembocadura de los ríos Guadalquivir, Odiel y Tinto.




La riqueza de Tartessos se basaba en su abundante en plata y otros yacimientos de minerales, también su clima y suelos eran apropiados para el cultivo de la vid, del olivo y del trigo, base fundamental de la alimentación de los pueblos mediterráneos.

Su organización política, que era superior a las del resto de los pueblos ibéricos: el Estado Territorial. Este tenía el centro en una ciudad que constituía la capital y a cuya cabeza figuraba un monarca. En cuanto a la sociedad de Tartessos, ésta se hallaba dividida en clases o castas: una clase mercantil enriquecida, terratenientes , varias clases intermedias y en la base los esclavos.
Los tartesios practicaban una agricultura evolucionada, eran buenos navegantes y pescadores, trabajaban los metales y conocían la escritura (teniendo un alfabeto similar al ibérico). La explotación minera (plata , cobre, oro) y el tráfico del estaño (la ruta de las Cassitérides) les llevó a un activo intercambio comercial.





Hacia el año 1.100 a. C. (más tarde según otros autores) los fenicios de Tiro fundan Gadir para comerciar con Tartessos especialmente atraídos por su riqueza en metales, a esta fundación se añaden otras diversas situadas en la costa de Málaga y el bajo Guadalquivir (Sexi, Malaca, Abdera, Puerto Menestheo, Spal). Se desconoce si la relación de los colonizadores con Tartessos fue siempre pacífica. El elemento colonial fenicio a partir del 800 a.C. parece determinante en el esplendor de esta cultura, sin que se conozca de momento su interrelación con el poder local.
En el siglo VII a.C., el rey Argantonio ayudó a los griegos de Focea , con los que también llegó a comerciar por un breve periodo, en su lucha contra los persas. Finalmente invadida Focea por los persas, los foceos centran su poder en el Mar Tirreno donde la antigua metrópoli cuenta con un centro colonial muy activo en Massalia (Marsella) . Los griegos foceos son derrotados en Córcega en la batalla naval de Alalia (535 a.C.) por una alianza ocasional de etruscos y cartagineses. Los cartagineses eran fenicios coloniales que habían tomado el relevo a los fenicios de la metrópoli en el comercio del Mediterráneo Occidental, tras el sometimiento de los fenicios de Tiro a los asirios (573 a. C.).
Tras la derrota de los griegos foceos en Alalia y con el terreno despejado respecto a su competencia con ellos por el comercio con las costas ibéricas, Cartago pudo adueñarse de la zona y establecer sus propias colonias en la parte noroccidental de África y la zona sudeste peninsular. Cartago pronto cerró el estrecho de Gibraltar y se adueñó del monopolio comercial con la rica Tartesos. Hacia el 500 a.C. el reino de Tartessos y su capital portuaria al parecer quedan aniquilados por una intervención de Cartago, por un declive comercial o por un efecto de cambio de su entorno geológico palustre, circunstancias aún no bien aclaradas.
Después de esa última fecha parece que se produjeron a algunos levantamientos de los tartesios, como por ejemplo los ataques a Gadir, en los que ésta se vio obligada a pedir ayuda a Cartago, que dominó fácilmente las rebeliones. Gadir pasaría a desempeñar ahora un doble papel: núcleo centralizador del comercio y además el mayor centro de poder en la región, por ello llegó a confundirse posteriormente con la desaparecida Tartessos.
A partir del siglo V a.C. deja de tenerse constancia histórica de Tartessos. A partir de este momento se vuelve al fraccionamiento de este área (SO de la Península Ibérica) en estados de menor entidad y regidos por reyezuelos de las tribus de llamados túrdetanos o túrdulos, sucesores culturales de los tartesios.



3. Forma de Gobierno:


Su forma de gobierno era la monarquía y poseían leyes escritas en verso en tablas de bronce desde tiempo inmemorial, Herodoto habla de 6000 versos sería para blindar las leyes quien las hiciese, ya que si cambia una ley, enseguida se nota su discordancia con el resto de los versos, aunque no se han encontrado pruebas físicas de ello. Eran monarquías como las del resto del Mediterráneo, con sede en una ciudad desde la que controlaba todo el territorio. Los fenicios propiciaron que toda la concentración del poder fuera sobre un rey, ya que de esa manera les resultaba más fácil establecer intercambios comerciales. Se puede dividir la monarquía de Tartessos en dos grandes grupos, los reyes mitológicos y los reyes históricos:

Reyes mitológicos 

-Gerión: Primer rey mitológico de Tartessos. Según la leyenda, era un gigante tricéfalo, o al menos con tres cuerpos, que pastoreaba sus grandes manadas de bueyes a las orillas del Guadalquivir. El mito dice que una de las doce pruebas de Heracles era el robo de los bueyes de Gerión. También dice la leyenda que Gerión era el gigante mítico que mató Heracles y sobre el que construyó la Torre de Hércules, en La Coruña. 



-Norax: Nieto de Gerión, conquistó el sur de Cerdeña, donde fundó la ciudad de Nora
-Gárgoris: Cuenta la leyenda que fue el rey más antiguo que gobernó a los Tartessos A él se atribuye el descubrimiento de la miel y la invención de la apicultura. Fue el antecesor de Habis, famoso legislador y descubridor de la agricultura.




-Habis (Habidis): A este monarca mitológico del pueblo Tarteso se le considera el descubridor de la agricultura. Estableció siete grupos sociales y eximió a los nobles de realizar trabajos manuales por considerarlo indigno. Fue el creador de uno de los ejércitos más veloces. Su mito se trasmitió a través de Trogo Pompeyo, del historiador romano Justino. Cuenta la leyenda que era hijo de Gárgoris y la hija de éste, con la que tuvo relaciones sexuales. Por esta razón su propio padre le quiso matar, pero logró sobrevivir a todas las brutalidades a las que fue sometido. Su capacidad de supervivencia le llevó al trono y desde éste enseñó a los hombres a cultivar las tierras para obtener alimentos.
Sobre estos dos últimos monarcas se escribió la Tragicomedia de Gárgoris y Habis, que menciona un sistema social basado en la explotación del hombre por el hombre, nacido tras el descubrimiento de la agricultura.

Mito de Gárgoris y Habis:



“Los cunetes poblaron el territorio de los tartesios, donde se dice que los titanes hicieron la guerra contra los dioses, cuyo rey más antiguo, llamado Gárgoris, fue el que inventó la costumbre de recoger la miel. Como a éste le naciese un hijo procedente del estupro de una hija, por la vergüenza del castigo, quiso matar al pequeñuelo por distintos procedimientos. Pero conservado éste por una fortuna en todas las vicisitudes, al final llegó al trono por conmiseración de tantos peligros. El primero de todos fue que le mandó exponer, y cuando al cabo de unos días ordenó observar el cuerpo del expósito, lo encontró alimentado por la leche de distintas fieras. Después, llevado a casa, mandó arrojarlo en un sendero estrecho por donde solían pasar los rebaños, proceder crudelísimo, porque prefirió que su nieto fuera pisoteado en vez de matarlo de una muerte simple. Pero también esta vez quedó incólume y no careció de alimentos. Lo echó entonces a los perros azuzados por muchos días de abstinencia, y más tarde a los cerdos. Pero como no sólo no recibiese daño alguno, sino que incluso se alimentó de sus ubres, al final lo mandó arrojar al océano. Entonces claramente se manifestó un numen, y entre las olas agitadas le condujo como en una nave, no por una corriente, siendo depositado en el litoral en mar tranquilo. No mucho después se presentó una cierva que ofreció sus ubres al pequeño. Del trato con su nodriza el niño adquirió una enorme ligereza de pies. Entre las manadas de ciervos recorría montes y bosques sin cederles en velocidad. Al final, capturado en un lazo, fue regalado al rey. Entonces fue reconocido como su nieto por la semejanza de los rasgos y las marcas del cuerpo que habían sido grabadas a fuego al muchacho. Por la admiración ante tantas aventuras y peligros fue destinado al trono por el rey. Se le impuso el nombre de Habis, y cuando recibió el reino fue de tanta grandeza que no en vano parecía elevado por la majestad de los dioses en tantos peligros: pues dio leyes al pueblo bárbaro, fue el primero que enseñó a uncir los bueyes al arado y a cultivar los alimentos. Obligó a los hombres a comer alimentos más civilizados, en vez de los agrestes por el odio de los que habían sufrido. Sus aventuras parecerían fabulosas, si no se les comparase con las de los fundadores de Roma alimentados por una loba, y los de Ciro rey de los persas, alimentado por una perra. Prohibió los oficios serviles al pueblo, y dividió la plebe en siete ciudades. Muerto Habis, el reino fue conservado muchos años por sus sucesores. En otra parte de España, formada por islas, existió el reino de Gerión. En ella hay tanta abundancia de pastos que si no se pusiera coto a la alimentación, los ganados reventarían. Por lo cual los rebaños de Gerión, que entonces era lo único que constituía la riqueza, alcanzaron tanta fama que tentaron a Hércules desde Asia por el tamaño de la presa. Además no fue Gerión de triple naturaleza, sino que eran tres hermanos de tanta concordia que parecía que gobernaban con el mismo ánimo. Tampoco hicieron la guerra a Hércules de su propia voluntad, sino que viendo cómo se llevaba sus rebaños, los recobraron por la fuerza”.


Justino, XLIV, 4-16.

Reyes históricos 

-Argantonio. Primer rey del que se tienen referencias históricas. Último rey de Tartessos. Vivió 120 años según Herodoto, aunque algunos historiadores piensan que puedan referirse a varios reyes conocidos por el mismo nombre. También dice Herodoto que su reinado duró 80 años. Propició el comercio con los griegos foceos, que crearon varias colonias costeras durante su reinado.


Por los textos podemos deducir que era un tirano, que vivía en una organización de casta en la que los esclavos eran la clase más baja. 
La actitud de Argantonio con los pueblos extranjeros era extraña debido a la permisividad y en especial a la generosidad con la que los trataba. Como ejemplos de esta generosidad tenemos el caso de los fecenses que al llegar a Tartessos se hicieron rápidamente amigos del rey, habiéndose hecho amigos de el, este los exhorto a abandonar la Jonia y que se establecieran en su país donde quisieran y después, no habiendo conseguido convencerles y tratándolo de liberarlos de los medos les dio recursos para construir un muro que circundaba la ciudad; para construir el muro muy generosamente les dio grandes piedras muy bien ajustadas. Otro ejemplo de su generosidad fue el caso de los foceos que se hicieron amigos de Argantonio y al volver a su ciudad tenían suficiente plata como para construir una muralla y esto no sin haberles ofrecido el establecerse en su reino.
Sin embargo a pesar de esta "amabilidad" con los extranjeros el reino de Tartessos alcanzo unos territorios extensísimos.

4. Economía:

El esplendor económico y cultural de esta civilización se debía a su gran riqueza en recursosnaturales (agricultura, ganadería, pesca y minería) y a sus relaciones comerciales con los pueblos del Mediterráneo (en Europa y África).

Su riqueza por excelencia fueron los metales, especialmente el oro, la plata, el estaño y el bronce que ya extraían en el s. X a.C. De hecho Tartessos se convirtió en el principal proveedor del Mediterráneo de bronce y plata. 
Importantes socios comerciales fueron los fenicios que en el s. VIII a.C. establecieron factorías comerciales en las costas, dentro del territorio de Tartessos, como eran Gadir (Cádiz), Abdera (Adra, Almería) y Sexi (Almuñécar, Granada). Este comercio era muy importante para ellos cuando las minas del Sinai de donde extraían estos metales cayeron en desuso. También los griegos mantuvieron relaciones comerciales con Tartessos.
EforoAristófanes y Estrabón citan a Tartessos como tierra rica en recursos marinos y terrestres y centro de contratación de plata y metales



Agricultura: Base junto a la ganadería de la economía tartésica
  • Cereales, leguminosas, hortalizas, frutales, vid y olivo.


Ganadería: Zona baja de las marismas grandes rebaños de toros y yeguas.
  • Apicultura
  • La pesca aunque en mayor grado los extranjeros que los indígenas.


Metalurgia: Oro y plata.
  • La utilización del oro es paralela a la del cobre.
  • El uso de la plata es una de las notas más sobresalientes.
  • Encontramos vasijas de plata.
  • Cobre y estaño proceden principalmente del área Occidental.
  • El estaño y oro se obtenían por lavado y decantación.
  • Cobre y estaño debido a demanda oriental tienen mayor volumen.
  • Los moldes solían ser de arenisca o del mismo bronce.
  • Utilización de instrumentos (hachas, escoplos, cinceles).
  • Hierro sustituye cobre en fabricación de armas (espadas, puñales, alarbadas).
  • Cerro del Salomón plata y menos cobre.


Comercio: El comercio de metal riqueza más notable.
  • Los fenicios comerciaban con metal en forma de lingotes (facilita transporte).
  • Jarras de formas pirriforme (altas, elegantes, asa).
  • Gadir (industria pesquera y de salazón).
  • Focenses (cambio de metal y productos industriales por aceite e industria artística).


Arte en Tartessos


Si las raíces culturales de la cultura tartesia se han visto durante varias décadas a través del arrollador impacto, colonizador y comercial, de los fenicios, los nuevos descubrimientos de los años 80 del siglo XX nos permiten reconsiderar, matizadamente, un cierto influjo cultural coetáneo -aunque más tenue- que se asoció a la presencia griega en Tartessos. Los griegos, emulando a los fenicios, habían llegado también a Tartessos, deseosos de obtener ganancias en el fabuloso emporio occidental que gustaron de idealizar a través de la narración y de la imagen míticas: representaron a Heracles, el héroe civilizador por excelencia de los griegos, navegando en el cuenco del sol o en su lucha con el monstruoso Gerión en Tartessos. En los más importantes santuarios de Grecia la imagen mítica de estas hazañas fue, durante siglos y desde el arcaísmo, una constante referencia geográfica del extremo Occidente. Paralelamente al mito se constató la realidad histórica: el samio Coleo, arrastrado por los vientos apeliotas, habría arribado a las costas atlánticas -más allá de las columnas de Heracles- en el siglo VII a. C., obteniendo inmensas ganancias en aquel emporio tartesio que, en la expresión de Heródoto (IV, 152), aún estaba virgen para los marinos griegos. Estos contactos comerciales, que luego frecuentaron más asidua y sistemáticamente los foceos desde finales del siglo VII a mediados del VI a. C., conllevaron la introducción de productos de lujo y, asociado a ellos, de un arte nuevo ante los ojos locales. En las relaciones entre griegos y tartesios pudieron introducirse elementos heredados del mundo aristocrático como el intercambio de presentes o la introducción de objetos de lujo, una de cuyas finalidades pudo ser la de sellar pactos comerciales. Pudieron adoptar estos contactos, al menos en los momentos introductorios, el lenguaje mediterráneo, de raigambre aristocrática, como el de la xenía u hospitalidad por parte del acogedor monarca tartesio y de la philía o amistad entre griegos e indígenas. Esta interacción humana posibilitó la flexibilidad de un comercio condicionado tanto por las lejanas distancias de aquellos aventureros que viajaban desde el otro extremo del Mediterráneo como por las enormes ganancias que comportaban las transacciones realizadas. Pero aunque algunos de estos documentos más antiguos, como el fragmento de una crátera o píxida geométrica del siglo VIII a. C. hallada en la calle de Palos de Huelva y decorada con una silueta de caballo, nos habla de un producto griego -aquí concretamente, ático- el vaso en sí ha podido llegar a través de manos fenicias, como un presente de lujo que se regala a un notable tartesio en el puerto donde se realizan las transacciones. En otros casos aislados, como el caso del río Guadalete -en torno al área del supuesto Puerto o Santuario oracular de Menesteo- no sabemos con seguridad si las manos de la posible ofrenda del bronce en estas aguas fueron ya griegos o semitas, aunque preferimos optar hoy por lo primero. Esta duda nos sorprende ante algunos productos de lujo del Mediterráneo oriental como los frascos de loza de Naucrátis y algunas figuritas egiptizantes: ¿quiénes los trajeron? Hay siempre que estudiar cada caso concreto. El caso del Guadalete, del siglo VII a. C., se ha asociado con el ambiente de la temprana llegada del samio Coleo a Tartessos. En todo caso, este otro yo que para un griego representaba un casco -verdadero rostro en bronce que se adapta paulatinamente al perfil humano para sustituirle- lo reencontraremos, años más tarde, en el ejemplar de la ría de Huelva, conservado en la Academia de la Historia. Es éste un ejemplo de tipo corintio, fechable a mediados del siglo VI a. C. En las comisuras de los ojos y en los ángulos de la base, se adorna con espléndidas palmetas realzadas con plata. Su fecha viene a coincidir con el esplendor del comercio foceo con el Tartessos del monarca Argantonio, que conocemos bien por la narración herodotea (1, 163).También en esta época y en el sur atlántico andaluz, especialmente en Huelva, hallaremos multitud de fragmentos cerámicos, sobre todo vasos de beber de diversos talleres de Grecia, como kìlikes o copas. Hay ejemplos numerosos de Jonia, del Atica y, en menos medida, de Laconia, muchos de ellos ricamente decorados con elementos vegetales o míticos y otros, como las copas jonias, con simples bandas en derredor del vaso. A veces los motivos, ya antropomórficos, aluden al ritual griego del vino, como las copas y escifos con comastas o danzarines borrachos que bailan enfrentados. Estas copas, en ocasiones de vivos colores, se datan generalmente en la primera mitad del siglo VI a. C., años en que florece el comercio jonio con Tartessos. Su introducción por los griegos hubo de actuar como un vivo reclamo ante los ojos locales que las adquirían en Occidente. De algunos de los más eximios artistas de los vasos áticos conocemos su nombre. Uno de los pintores más famosos del arcaísmo, Clitias, decoró hacia el 570 a. C. el precioso fragmento de una anforita en Huelva, con la diosa Atenea. Alguna de estas piezas alcanzó incluso el interior peninsular, tal vez un precioso regalo para un noble local como la copa de labio ática hallada en la necrópolis de Medellín. La inscripción en griego, hoy incompleta -"soy un hermoso vaso de beber"- resalta la atracción que pretendía producir este vaso de lujo en sus clientes. Pero tal vez también las letras reforzaron ante el tartesio el sentido mágico y protector de la imagen amenazante del Zeus que la decora.

 
En el arte tartésico no debemos solo analizar un periodo cronológico sino que debemos estudiar el y los periodos anteriores: Bronce Medio en Andalucía. Hay una ausencia de restos de este periodo en los grandes yacimientos tartésicos de esos niveles. Se conoce mucho mejor la zona oriental y sudeste Agar, Millares.
Entrando ya en la cultura tartésica hay dos periodos:
-Periodo geométrico, que coincide con el bronce final y abarca desde el 1200 al 750 a.C.
-Periodo orientalizante: la cultura tartésica se empapa de elementos orientales provenientes principalmente de los contactos fenicios y foceos. Coincide con la I Edad del Hierro y abarca desde el año 750-550 a.C.
La desaparición de la cultura tartésica no impide que muchos de los asentamientos que se formaron incluso en el periodo geométrico sigan estando habitados en el momento en el que surge la otra gran cultura en esta zona la cultura turdetana, que dentro de los pueblos ibéricos serán los que tienen una mayor carga de elementos orientales.




  5. Sociedad:

La sociedad tartésica estaba basada en una monarquía autoritaria, donde la mayoría de la población se encontraba trabajando en minas, la ganadería o el campo. Las élites no tenían poder sobre estas gentes, pero sí sobre su trabajo. Las clases superiores se asentaban en un poder militar, como se puede observar en algunas necrópolis, donde los ajuares más ricos lo tienen tumbas con estelas con armas guerreras. La sociedad estaba dividida en varias clases sociales: príncipes, sacerdotes, comerciantes, hombres libres (campesinos, artesanos, comerciantes, marineros) y esclavos.

Los fenicios además de importar el arte y parte de su cultura trajeron su religión que fue asimilada por la cultura Tartessica. Claro ejemplo de ello es la Diosa Astarte, que como ya se a citado anteriormente tiene una curiosa coincidencia con el nombre dado a esta cultura, Tartessos. Las figuras de esta diosa son múltiples como la encontrada en Galva (Granada) donde la diosa se encuentra en un trono con efigies, y sobre las piernas de la diosa un gran recipiente, esta figura tiene su origen en Siria. El trono es el prototipo de las gemas finicias del museo de Beirut. Esta imagen se importa y aparece en el Tesoro de Carambolo donde aparece esta figura desnuda (VIII aC) en el pedestal de esta figura se encuentra la escritura mas antigua de occidente. En Castulo (Jaen) se encuentra otra imagen de esta diosa esta vez en un caldero de bronce donde hay imágenes de la diosa Astarte en el borde del caldero (VII aC) lo que demuestra la excelencia de la metalurgia, en esta piezaza diosa Astarte aparece con una flor de loto en la cabeza. Mas importantes son las tres figuras de la misma diosa en Barrueco (Salamanca), Castilfrio de la Sierra (Ávila) y Cádiz, donde aparece una figura femenina con varios pares de alas y con flores de loto y discos en el vientre como adorno. Importaron más dioses como Corno Bas, figura encontrada en estuches de oro en Cortijo de Evora donde algunas partes de sus cuerpos están representadas con hilos granulados.


También copió los ritos religiosos y de enterramiento como el de Almuñecar, primer hallazgo de este tipo de enterramiento en occidente, en este tipo de enterramiento se han encontrados en las tumbas platos y vasos muy posiblemente los usados en el banquete fúnebre.



Los tartesos forman una sociedad que todavía encierra muchos interrogantes. Son reseñados por el historiador y geógrafo griego Heródoto y por el poeta y escritor romano Avieno. Se considera que son los primeros que consiguen crear una auténtica cultura urbana. El ámbito en el que se desarrollan se sitúa en el suroeste de la Península Ibérica, de manera principal en la zona de las actuales provincias de Huelva, Cádiz, Sevilla, Córdoba y sur de Badajoz. Tienen su origen a partir de población autóctona de la floreciente cultura del final de la Edad del Bronce en el siglo XI a.C.


La costa actual del territorio de influencia tartésica es hoy día muy diferente de la existente en la antigüedad. El paisaje de marismas en el entorno de la ría de Huelva, de la bahía de Cádiz o del tramo inferior del Guadalquivir, encubre antiguos golfos y ensenadas en los que el mar penetraba en tierras que hoy quedan apartadas del litoral, por donde discurrían barcos mercantes que acudían atraídos por los recursos de esta región. Destaca el cambio que ha habido en la geografía del Bajo Guadalquivir; la desembocadura del río se situaba mucho más hacia el interior, a pocos kilómetros al sur de la actual ciudad de Sevilla, vertiendo sus aguas en el “Sinus Tartesii”, un enorme lago localizado en el lugar que ocupan hoy día las marismas de Doñana.

La agricultura, la ganadería, la pesca y sobre todo la riqueza minera constituyen la base de su economía, siendo ésta, en especial la plata y el estaño, el motivo principal de su auge. En los asentamientos del valle del Guadalquivir se imponen las actividades agrícolas y ganaderas, mientras que los núcleos de población de las actuales provincias de Cádiz y sur de Badajoz se centran en la producción metalúrgica aprovechando los recursos mineros de la región. La plata la obtienen de explotaciones mineras situadas principalmente en las regiones montañosas de Riotinto y Sierra Morena. El estaño lo consiguen debido a que son el destino final de la ruta de este metal desde el noroeste peninsular y desde las islas británicas por el Atlántico.

Los intercambios comerciales los realizan con fenicios y griegos, aunque también en menor medida con etruscos y pueblos atlánticos. Con la llegada de los fenicios a las áreas costeras a partir del siglo VIII a.C. comienzan los intercambios comerciales con éstos y se inicia una fase orientalizante de la cultura tartesa, lo que favorece la transformación de los poblados tartesos en verdaderos núcleos urbanos y en la adopción de pautas culturales fenicias. Las actividades comerciales con los griegos se originan desde los últimos años del siglo VII a.C., pero van disminuyendo desde mediados del siglo VI a.C.

La lengua que utilizan parece ser que es antecesora de la empleada por los íberos; existen escasos testimonios de escritura que aún no han sido descifrados. La orfebrería está bastante evolucionada, siguiendo modas y técnicas fenicias. Las ciudades se protegen con imponentes murallas y sus casas son rectangulares.

Es una sociedad con grandes desigualdades, en la que la élite compone una aristocracia privilegiada que se entierra en lujosas tumbas. Su sistema de gobierno se desconoce en gran medida; se ignora si hubo una monarquía unificada o un conjunto de reinados. Los textos mencionan la existencia de una dinastía mítica, cuyo primer monarca sería Gerión, al que seguirían Nórax, Gárgolis y Habis. Sin embargo, el único rey del que se tienen referencias históricas es Argantonio, que parece ser fue su último rey. Vivió 120 años según Heródoto, si bien seguramente pueda referirse a varios reyes conocidos por el mismo nombre.

A finales del siglo VI a.C. se produce la desaparición de los tartesos. El motivo se desconoce; entre las hipótesis principales están posibles conflictos con los fenicios, crisis internas o una disminución de la producción metalúrgica que provocaría la desaparición de las viejas formas de vida y el surgimiento de nuevos patrones de hábitat y económicos. La zona geográfica que abarcan es controlada posteriormente por el pueblo íbero de los turdetanos, herederos culturales y étnicos de ellos. En la Biblia hay referencias a un lugar llamado Tarsis, rico en minerales y con el que comercia los fenicios, que podría referirse a los tartesos.

6. Yacimientos:

Los yacimientos más importantes hasta ahora conocidos son los siguientes:
  • Cancho Roano. Zalamea de la Serena, Badajoz.
  • El Turuñuelo. Guareña, Badajoz
  • Medellín, Badajoz.
  • Asta Regia, Mesas de Asta. Jerez de la Frontera, Cádiz 
  • Cortijo de Évora. Sanlúcar de Barrameda, Cádiz.
  • Colina de los Quemados, Córdoba.
  • Cabezo de San Pedro, Huelva.
  • Necrópolis de La Joya, Huelva.
  • Tejada la Vieja. Escacena del Campo, Huelva.
  • El Gandul. Alcalá de Guadaira, Sevilla.
  • Cerro del Carambolo. Camas, Sevilla.
  • Carmona, Sevilla.
  • Los Castillejos de Alcorrín. Manilva, Málaga.
  • Alcácer do Sal, Portugal.

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