LA MEZQUITA DE CÓRDOBA.

LA MEZQUITA DE CÓRDOBA

1. Historia de Córdoba:

Fue capital de la provincia romana Provincia Hispania Ulterior Baetica (Bética), época de esplendor, en la que llegó a contar con tantos edificios lúdicos como la misma Roma y a la que proporcionó grandes filósofos como Lucio Anneo Séneca, oradores como Marco Anneo Séneca y poetas como Lucano. Posteriormente ocupó un lugar importante en la provincia de Spania del Imperio Bizantino y durante el periodo visigótico. Volvió a alcanzar la capitalidad durante el Emirato Independiente y el Califato Omeya de occidente, época en la que alcanzó su mayor apogeo, llegando a tener entre 250.000 y 500.000 habitantes, siendo en el siglo X una de las ciudades más grandes del mundo, así como un gran centro cultural, político y económico. De esta época es uno de sus monumentos más conocidos: la Mezquita de Córdoba.
En la actualidad es un gran referente cultural del sur de Europa, una de las ciudades más bellas, conservadas y de mayor calidad de vida de España. Con uno de los cascos históricos más extensos del mundo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 17 de diciembre de 1984, la ciudad presenta diversas zonas muy modernas y bien comunicadas referentes de la moderna Córdoba del siglo XXI, destacando los barrios de Zoco y Plan Renfe por sus dimensiones urbanas y alta calidad de vivienda, si bien los precios alcanzados son muy elevados.
La Junta de Andalucía está estudiando desde hace un tiempo, la creación del Área Metropolitana de Córdoba que estaría compuesta, además de por la capital, por las poblaciones de Villafranca, Obejo, La Carlota, Villaharta, Villaviciosa, Almodóvar del Río y Guadalcázar, contando así con una población aproximada de 351.000 habitantes. 


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2. Historia de la Mezquita de Córdoba 
 La Mezquita-Catedral de Córdoba es el monumento más importante de todo el occidente islámico y uno de los más asombrosos del mundo. En su historia se resume la evolución completa del estilo omeya en España, además de los estilos gótico, renacentista y barroco de la construcción cristiana.
El lugar que hoy ocupa nuestra Mezquita-Catedral parece haber estado, desde antiguo, dedicado al culto de diferentes divinidades. Bajo dominación visigoda se construyó en este mismo solar la basílica de San Vicente, sobre la que se edificó, tras el pago de parte del solar, la primitiva mezquita. Esta basílica, de planta rectangular fue compartida por los cristianos y musulmanes durante un tiempo. Cuando la población musulmana fue creciendo, la basílica fue adquirida totalmente por Abderraman I y destruida para la definitiva construcción de la primera Mezquita Alhama o principal de la ciudad. En la actualidad algunos elementos constructivos del edificio visigodo se encuentran integrados en el primer tramo de Abderraman I.
La gran Mezquita consta de dos zonas diferenciadas, el patio o sahn porticado, donde se levanta el alminar (bajo la torre renacentista), única intervención de Abd al- Rahman III, y la sala de oración o haram. El espacio interior se dispone sobre un concierto de columnas y arcadas bicolores de gran efecto cromático. Cinco son las zonas en las que se divide el recinto, correspondiendo cada una de ellas a las distintas ampliaciones llevadas a cabo.

La Mezquita Catedral es el edificio más conocido de Córdoba, actual catedral de Nuestra Señora de la Asunción, antigua mezquita al-Hama de la ciudad.
Comienza a construirse en el siglo VIII, sobre la basílica de San Vicente (cuyos restos se conservanbajo el edificio actual). Posteriormente, se hicieron tres ampliaciones más. En 1236, tras la conquista de Córdoba, se convierte en catedral, si bien no será hasta el siglo XVI cuando comienzan las obras para construir una catedral física en su interior. 
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La Mezquita de Córdoba representa el símbolo cultural y religioso más importante de la ciudad. Es además el monumento más significativo de Al-Andalus, pues la gran Aljama de Córdoba tiene su origen en el siglo VIII (786) cuando está consolidado ya el emirato independiente, pero alcanza su mayor esplendor en el siglo X con el Califato de Córdoba, manteniendose ya su cuerpo. arquitectónico (básico) hasta nuestros días.

El edificio islámico se levantó sobre un solar estratégico al lado del Guadalquivir, que había sido desde tiempos ancestrales el acceso a Córdoba. Sobre este solar se asentaban viejas arqueologías romanas y visigodas. La propia Mezquita de Córdoba se erige sobre la basílica de San Vicente (situados bajo la sala de oración de Abderramán I, excavados por D. Félix Hernández en los años 30), cuyos restos aún pueden observarse en uno de los ámbitos museísticos de la Mezquita (en el ángulo sur-occidental).
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Según una versión sucinta del relato tradicional, la mezquita de Córdoba habría sido iniciada bajo el reinado del primer emir omeya Abderramán I entre el 780 y el 785, sobre la basílica visigótica de San Vicente. Sufrió sucesivas ampliaciones en los siglos IX y X, y fue concluida bajo mandato de Almanzor. La más importante de las ampliaciones es la de Alhakén II a la que pertenecen los arcos del mihrab. Fue lugar de reuniones a la vez religiosas y políticas pues podía albergar hasta veinte mil personas.



Abderramán I

El inicio de su construcción se debe al primer emir omeya de Córdoba, haciéndose sobre el emplazamiento de la basílica visigoda de San Vicente Mártir, iglesia construida en el siglo V, en cuyo solar se inicia la edificación del oratorio o haram en el año 786. Ignacio Olagüe Videla en su célebre La Revolución islámica en Occidente (1974), supone por la arqueología que Abderramán I no habría construido nada, y que el templo primitivo ya contaba con el famoso bosque de columnas. Como, por su ordenación interior, éste no parece concebido para el culto católico o musulmán, puede que fuera edificado para el culto arriano.
Este primer edificio consta, en cualquier caso, de once naves naves longitudinales orientadas hacia el río Guadalquivir, cuya anchura es idéntica, a excepción de la central, que conduce al mihrab y las dos de los extremos. La central ligeramente más ancha que el resto y las laterales ligeramente más estrechas, aunque estas leves diferencias solo son apreciables en un plano. Estas naves constan de doce tramos o crujías que corren en dirección al muro de la qibla.

Los materiales utilizados son de acarreo: fustes de columnas y capiteles procedentes de construcciones y épocas anteriores romanos y visigodos, sobre los cuales se elevan pilares rectangulares de sillería que dotan de más altura al conjunto. Para darle estabilidad a este alzado se recurre a dobles arcos, de los cuales el inferior, de herradura, hace funciones de entibo, mientras que el superior, de medio punto, es el que soporta la cubierta. Este sistema, además de la alternancia cromática y material de las dovelas, rojas de ladrillo, amarillentas las de caliza, parece estar inspirado en el acueducto romano de Los Milagros de Mérida.
El resultado es un inmenso bosque de columnas coronado de doble arquería que recuerda a un palmeral. El conjunto se cierra con el muro de la qibla, que a diferencia del resto de mezquitas no está orientado hacia La Meca sino hacia el sur, hecho éste cuyas causas no se conocen y que ha dado lugar a controversia con hipótesis que van desde la inexperiencia y el error en el cálculo, hasta la pura intencionalidad política tras la proclamación de la independiencia política del emirato corbobés. Las obras terminaron en el 788.

Hixén I

Terminó el patio o sahn y erigió el primer alminar. Este primitivo alminar, de planta cuadrada, fue más tarde derribado por Abderramán III quien construyó otro, luego parcialmente desmochado, y cuyos restos se encuentran actualmente embutidos en el campanario cristiano de la catedral. La cimentación del alminar de Hixén I fue hallada en el Patio de los Naranjos por Félix Hernández en el siglo XX, quién dejó marcada su ubicación en el pavimento y es hoy día visible.

Abderramán II

Según la historiografía clásica, el crecimiento de la ciudad habría determinado la necesidad de un oratorio (haram) con un aforo mayor para poder albergar más fieles durante la celebración de los viernes, por lo que este emir decidió la primera ampliación de la mezquita. Ignacio Olagüe Videla supone, además, que es a Abderramán II a quien debemos las obras que convertirían al templo arriano en mezquita. En cualquier caso, éstas se iniciaron en el 833, acabándose en el 855, bajo mandato ya del hijo de Abderramán II.
Para llevarla a cabo se derribó el primitivo muro de la qibla, cuyos restos son actualmente visibles en forma de grandes pilares, y se prolongaron las arquerías en ocho tramos o crujías más, con una longitud total de aproximadamente 26 metros.
Los elementos arquitectónicos son idénticos a los de la fase inicial: alternancia de dovelas en los arcos (amarillas de caliza y rojas de ladrillo) y utilización de materiales de acarreo, aunque como novedad se utilizaron algunos materiales labrados a propósito para esta ampliación, como los ocho capiteles novedosos denominados «de pencas». El mihrab, cuyos cimientos fueron encontrados en el subsuelo de la Capilla de Villaviciosa, estaba concebido monumentalmente con un arco de entrada sostenido por cuatro columnas y sobresalía al exterior del muro de la qibla. También este emir llevó a cabo una intervención en el patio, cerrándolo con saqqifas en los laterales que faltaban.

Abderramán III

La intervención del primer califa cordobés no afectó al interior del oratorio. Amplio el patio hacia el norte, razón por la cual el antiguo alminar fue derribado. El lugar donde se levantó dicho alminar está marcado mediante sillares de granito embutidos en el pavimento del Patio de los Naranjos, los cuales marcan la planta del mismo.
El nuevo alminar, el más alto de la ciudad, sería modelo para los minaretes almohades y los campanarios mudéjares. Este alminar se conserva actualmente desmochado y embutido en el campanario cristiano, aunque se conoce su alzado aproximado gracias al estudio de Félix Hernández Giménez y a las imágenes conservadas. Una de ellos podemos verlo en la enjuta izquierda de la Puerta de Santa Catalina. Otro, curiosamente, decora una campana de la época de los Reyes Católicos conservada en el museo arqueológico.
El nuevo alminar constaba de dos cuerpos decrecientes, ambos de planta cuadrada, coronados con una cúpula con yamur, la tradición barra con tres esferas insertadas. Ver recreación del alminar
Otra intervención destacable del Abderramán III fue el reforzamiento de la arcada de acceso al oratorio la cual se estaba inclinando debido al empuje extra añadido por la ampliación de Abderramán II. Superpuso a la original una nueva arcada, de más de un metro de grosor. Como resultado, puede observarse en el interior de la sala de oración que la primera arcada de las naves (allí donde no hay capillas perimetrales) es sensiblemente más estrecha que el resto.

3. Descripción del monumento

La mezquita se compone de tres partes: el Patio de los Naranjos (conserva buena parte de su aspecto original), al que se accede por la Puerta del Perdón, de estilo mudéjar (1377), en donde se observan las hileras de naranjos y palmeras, de las fuentes y los arcos de herradura que lo rodean junto a la puerta se levanta el alminar desmochado parcialmente y rodeado, a principios del siglo XVII, de un «encofrado» de estilo herreriano.
La superficie total del monumento es de más de 22.000 metros cuadrados, con una longitud de 174 metros de largo y 128,4 de largo.


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La puerta de Las Palmas da acceso a la mezquita: un bosque de ochocientas cincuenta columnas de mármol, jaspe y granito sobre las que se apoyan trescientos sesenta y cinco arcos de herradura bicolores, da la medida del esplendor del arte de los califas en su apogeo. El mihrab, lugar santo de la mezquita que señala la dirección Sur y no la de La Meca, de acuerdo con la voluntad de Abderramán (hacia el río porque le llevaba hasta su Damasco natal). Esta es una de las hipótesis, pero hoy día está más aceptada la teoría de que la nave principal de la mezquita sigue la orientación de la calle principal (cardo) de la antigua Córdoba Romana (Colonia Patricia), como se ha atestiguado en las excavaciones arqueológicas realizadas en la ciudad. El mihrab, es un joyel de mármol, estuco y mosaicos bizantinos brillantemente coloreados sobre fondo de oro.
En el Lucernario se conservan los arcos lobulados de los muros y la cúpula. En la cabecera destacan los arcos, los mosaicos del muro y la estructura y decoración de las cúpulas a base de arcos cruzados.
Tras la conquista de Córdoba por los cristianos, éstos utilizaron la mezquita para celebrar su culto, pero en el siglo XVI, cuando el Islam fue definitivamente expulsado de la península Ibérica, los vencedores quisieron adecuarla a sus creencias: construyeron una catedral renacentista, a cargo de Hernán Ruiz I, y luego, de su hijo, en pleno corazón de la mezquita, alterando la perspectiva original.
 

 

4. Cristianización de la mezquita

La majestuosidad del templo islámico permitió que los conquistadores cristianos, tras la reconquista de la ciudad, valoraran las excelencias de esta arquitectura, a pesar de ser contraria a las edificaciones canónicas cristianas (no acomodándose al culto católico), posibilitando su continuidad.
Poco después de la conquista, el 12 de agosto de 1238, comienzan las operaciones de la institución capitular, en la cual el papa Gregorio IX, da derecho de presentación para la colación de cuatro prebendas en la Mezquita. Un año después, en noviembre de 1238, el Cabildo Catedralicio aparece perfectamente constituido, aunque no esté precisado aún el número de los Capitulares. Inocencio IV el 17 de mayo de 1247, fija en veinte el número de canónigos, perviviendo hasta nuestros días. El día 1 de abril de 1249 se establece por parte del Obispado y del Cabildo, la exclusiva titularidad del Cabildo sobre la Mezquita.
‎ De esta forma, durante toda la Baja Edad Media prevaleció ya convertida en Catedral, adaptándose el culto y la liturgia cristiana a la espacialidad islámica con algunos acomodos. En primer lugar, la Capilla Mayor fue situada bajo uno de los lucernarios de Alhakén II, en el ámbito rico de la Mezquita del s. X., pero sin provocar destrucciones arquitectónicas; asimismo, la magnificencia del edificio determinó que el ámbito de mayor esplendor, la Macsura y el Hihrab, no fueran tocados ni destruidos, quedando indeleble su construcción. Sin embargo, con el paso de los siglos la Catedral precisaba mayores acomodos y una mayor dignificación en la Capilla Mayor, realizándose a finales del siglo XV (1489) una Catedral cristiana donde estaba la antigua capilla del siglo XIII.
Esta nueva Catedral (dentro de la Mezquita) será promovida por el obispo Íñigo Manrique (1486-1496), quien promueve la construcción de una nave con formulación arquitectónica Gótica y algunas modificaciones en los accesos, que también prosiguieron los prelados siguientes: Juan Rodríguez Fonseca (1499-1505), Juan Daza (1505-1510) y Martín (1510-1516). Sin embargo, la mayor quiebra del edificio islámico se va a producir a lo largo del s. XVI, pues en medio de la Mezquita se levantará una gran Catedral cristiana bajo los auspicios artísticos y arquitectónicos de los aires renacentistas; la gran Catedral ya supuso una ruptura grave para los postulados espaciales islámicos. No en vano la propuesta fue polémica y estuvo sujeta a duros enfrentamientos entre diferentes próceres (a favor y en contra).
El propio Concejo de la ciudad promulgó una circular impidiendo la participación en la nueva obra, estableciendo incluso pena de muerte a quien trabajara. Finalmente intercedió el emperador Carlos V para que se realizara la obra, aunque más tarde se lamentara -como recogió J. B. Alderete- de haber destruido lo singular de la Mezquita para levantar una de tantas catedrales, tal como había en España.

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La obra se comenzó en 1523 por iniciativa del obispo Alonso Manrique (1518-1523), hijo del gran comendador de la Orden de Santiago, que supo atraer hacia Córdoba los principios planimétricos de las catedrales castellanas, pues había sido obispo de Badajoz y Salamanca. La Nueva Catedral de Córdoba estuvo al cargo del arquitecto Hernán Ruiz I, que aunque desarrolla sus primeras actuaciones bajo postulados góticos con ciertos arcaísmos, también es verdad que sentencia ya claramente los postulados del Renacimiento.
La formulación clasicista la sentenciará en la Nueva Catedral su hijo Hernán Ruiz II, el gran arquitecto de la saga de los Ruiz, que hará evolucionar el estilo y es el artífice de las mayores magnificencias de la nueva Catedral. También de muchas de las capillas y rejería. Después de cien años de obras la nueva Catedral será concluida con principios estéticos manieristas, como puede verse en la cúpula del crucero del maestro Juan de Ochoa, o esa formulación de bóveda de lunestos del Coro que sentencia los prolegómenos del arte barroco, donde los criterios estéticos ya van claramente por otros derroteros a los del Renacimiento (yeserías, luces y sombras, escenografías, etc.).
Tras esta gran reforma del siglo XVI, la Mezquita solamente recibirá aditamentos menores y complementos de liturgia. En el año 1748 Duque Cornejo trabaja en Córdoba en los púlpitos y en la sillería del coro de la catedral. Tallado en caoba, armonizan en ella líneas curvas, contrastados ingleteados y movidos relieves. Son 105 sillas entre las bajas y las altas. Puede decirse, a pesar de los avatares de la Historia, que la Mezquita pervive en su esencia islámica, con la singularidad de los elementos básicos. No obstante, más allá de la obcecación decimonónica por enaltecer lo islámico a ultranza, hay que reconocer que ya se trata de un híbrido arquitectónico magnífico que sintetiza a la perfección una buena parte de los valores artísticos de Oriente y Occidente. Es decir, la Mezquita-Catedral es hoy una extraordinaria síntesis de nuestra historia.


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5.Capillas de la Mezquita

‎-La Capilla Mayor, el Coro de la Mezquita Catedral y el Trascoro de la Mezquita-Catedral, forman el núcleo de la Mezquita Catedral. Saliendo del Coro de la Mezquita Catedral pueden verse las capillas que rodean a la nave; girando a la derecha se encuentra en primer lugar la Lauda sepulcral de los Cinco Obispos, ejecutada en 1554 y realizada en mármol según el deseo del Obispo Don Leopoldo de Austria. Le sigue la Capilla del Dulce Nombre de Jesús, separada del resto del templo por una magnífica reja. A ésta le siguen la Capilla de San Pelagio, la Capilla de Santo Tomás y la Capilla de Jesús, María y José, llamada popularmente la "Capilla del Niño Perdido". Pasado el crucero, se llega al transepto, cubierto por tracería gótica decorada en su parte izquierda con bustos de Profetas, y en su parte derecha con figuras femeninas, que posiblmente representen a las Virtudes. El trasaltar tiene cinco arcos, cuatro destinados a capillas, constituyendo el quinto la la portada de ingreso a la sacristía. Por encima de los arcos hay una cornisa con grutescos y tondos con bustos, y en los cinco tímpanos se ven relieves que representan el Prendimiento, el Camino del Calvario, la Crucifixión, el Descendimiento y la Resurrección, todos ellos obras anónimas de un taller local de comienzos del siglo XVI, influenciado fuertemente por los flamencos. Junto a la puerta de la Sacristía se sitúa la Capilla de San Bernabé, seguida por la Capilla del Ángel de la Guarda, a la que sigue la Capilla de la Presentación
-El eje de Villaviciosa está compuesto por la capilla de Villaviciosa, la Capilla Real de la Mezquita-Catedral, contigua a la Capilla de Villaviciosa, y la Capilla de San Pablo, que está situada a espaldas de la Capilla Real. construcciones todas ellas encastradas en las naves islámicas.


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-Capillas del muro de poniente:
  • Capilla de San Ambrosio
  • Capilla de San Agustín
  • Capilla de los Santos Simón y Judas
  • Capilla de la Concepción de Salizanes o del Santísimo Sacramento
  • Capilla de San Antonio Abad
  • Capilla de la Trinidad
  • Capilla de San Acacio
  • Capilla de San Pedro y San Lorenzo

-Capillas del muro sur:
  • Capilla de San Bartolomé de la Mezquita-Catedral de Córdoba: en ella se halla enterrado el insigne poeta cordobés Luis de Góngora y Argote
  • Capilla de Santa Teresa, también conocida como Capilla del Cardenal Salazar o Capilla del Tesoro
  • Capilla de Santa Inés
  • Capilla del Sagrario de la Mezquita-Catedral de Córdoba

-Capillas del muro de levante:
  • Capilla de la Asunción de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de la Natividad de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de San José de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de la Concepción Antigua de la Mezquita-Catedral, también llamada Capilla del Rosario.
  • Capilla de los Simancas, también llamada Capilla del Espíritu Santo.
  • Capilla de la Expectación de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de San Nicolás de Bari de la Mezquita-Catedral
  • Capilla Bautismal de la Mezquita-Catedral de Córdoba
  • Capilla de San Juan Bautista de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de la Concepción de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de San Antonio de Padua de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de Santa Ana de la Mezquita-Catedral

-Capillas del muro norte:
  • Capilla de Santa Francisca Romana y Santa Úrsula de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de los Santos Varones de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de las Ánimas de la Mezquita-Catedral, también llamada Capilla del Inca Garcilaso.
  • Capilla de Nuestra Señora del Rosario de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de la Epifanía de la Mezquita-Catedral, también llamada Capilla de los Reyes Magos.
  • Capilla de San Eulogio de la Mezquita-Catedral, también llamada Capilla de San Miguel.
  • Capilla de la Virgen de la Antigua de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de Nuestra Señora del Mayor Dolor de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de San Esteban de la Mezquita-Catedral
  • Capilla de San Andrés de la Mezquita-Catedral
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6.Tesoro de la Catedral

Como uno de sus tesoros principales, guarda la catedral, la Custodia de Arfe, labrada por Enrique de Arfe. Mide 2,63 metros de altura y pesa más de 200 kilos. Representa una catedral gótica de planta dodecagonal, se compone de dos cuerpos que alojan en un interior al viril y una imagen de la Virgen de la Asunción. Sufrió una restauración en el año 1735, donde se le añadió un basamento y elementos decorativos barrocos y en el año 1966 fué aureolado con brillantes el viril.
Posee el tesoro unos magníficos crucifijos de marfil, siendo el que más sobresale uno del siglo XVII realizado por Alonso Cano.
Hay una colección de portapaces, cálices y copones de oro y plata, así como grandes cruces de materiales preciosos, una de ellas donada a la Catedral por el obispo Diego de Mardones en el año 1620.


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NOTICIAS:
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https://www.elmundo.es/andalucia/2018/09/15/5b9ceb3946163fa6488b464e.html
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LIBROS:
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