CATEDRAL DE MÁLAGA.
CATEDRAL DE MÁLAGA (La Manquita)
1.Introducción:
La Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación es la catedral de Málaga, España. Situada enfrente de la plaza del Obispo, el templo es considerado una de las joyas renacentistas más valiosas de Andalucía.
Se encuentra dentro de los límites que marcaba la desaparecida muralla
árabe sobre el solar de la primitiva mezquita aljama, el lugar donde los
Reyes Católicos Isabel y Fernando ordenaron erigir un templo cristiano a los pocos días de conquistar la ciudad en 1487.
Su proceso constructivo comenzó en 1525 y finalizó en 1782 aunque de forma inconclusa. Las originarias trazas, de estilo Gótico, derivaron en un proyecto renacentista en cuyos planos participaron Diego de Siloé y Andrés de Vandelvira.
La catedral, es una síntesis de estilos arquitectónicos entre los que
prevalece el Renacimiento sobre el primer Gótico de la antigua fábrica y
los elementos barrocos añadidos desde principios del siglo XVIII.
Hasta el año 2012, fue el segundo edificio más alto de Andalucía, solo superado en su torre por la Giralda. La altura de sus bóvedas a nivel español solo es superada por la Catedral de Palma, siendo el templo catedralicio de Málaga, uno de los quince templos europeos con mayor altura en sus naves.
2.Historia:
La Iglesia Vieja
Tras la conquista de la ciudad de Málaga el 18 de agosto de 1487 por los Reyes Católicos, la mezquita mayor de
la ciudad fue bendecida y erigida en catedral en febrero del año
siguiente, dedicada a Santa María de la Encarnación, siendo elegido por
el Cabildo como símbolo de la misma el jarro de azucenas, flores
significativas de la pureza de la Virgen María.Ciertos factores impiden, en principio, la construcción de un nuevo edificio
El hecho de que la Diócesis
estuviera sufragada en parte por la Corona, junto al interés en
demostrar la hegemonía del cristianismo sobre el islam consagrando como
catedral un edificio sagrado musulmán, fueron motivos suficientes para
que la catedral de la recientemente conquistada ciudad de Málaga se
estableciera en las antigua mezquita aljama.
Por lo tanto, los primeros
obispos Pedro de Toledo (1487-1499) y Diego Ramírez de Villaescusa
(1500-1518), no quisieron emprender la obra de una iglesia nueva,
salvaguardando los intereses del Estado de no invertir más dinero del
estrictamente necesario (hay que matizar que los Reyes Católicos habían
otorgado el privilegio de la administración de las rentas de la fábrica
de la catedral a los obispos, a lo cual aspiraba también el Cabildo
catedralicio que sí era partidario de levantar un nuevo templo.
Los puntos de vista con
respecto a la construcción o no de un edificio de obra nueva de los
obispos y el Cabildo van a provocar una serie de tensiones, que
se prolongarán durante algún tiempo. Es por ello que, en principio, se
mantendrá la antigua mezquita mayor haciendo sobre ella las
modificaciones pertinentes para adaptarla a los cambios demográficos y a
las nuevas necesidades de culto de la ciudad.Transformación de la mezquita y la construcción de la Puerta del Perdón
El
antiguo edificio musulmán sufrirá una serie de modificaciones para
adaptarse a la función catedralicia. Durante los últimos años del siglo
XV y principios del XVI, se construyeron en él capillas (algunas
funerarias), una sacristía y, lo más significativo: la Puerta del
Perdón, actual puerta del Sagrario,
auténtica joya del gótico tardío.
El obispo César Riario y los comienzos de la Catedral Nueva
En el año 1518, el obispo
Villaescusa permuta con Rafael Riario la sede malagueña por la de
Cuenca, de donde aquel era natural. Al año siguiente, su sobrino, el
patriarca César accede al obispado de Málaga (1519-1540). Los Riario,
por pertenecer a la curia romana, jamás pisaron nuestra ciudad, por lo
cual Villaescusa, mientras vivió, quiso gobernar a distancia la diócesis
malagueña.
Esta dualidad
Villaescusa-César Riario (recalco que ninguno de los dos estaba en
Málaga), provocó la división del cabildo de la catedral. La polémica
llegó hasta el rey Carlos I, siendo acusado Villaescusa de ingerencias
en nuestra diócesis. El asunto se solventó con la llegada a Málaga en
1524 de Bernardino Contreras, nuevo provisor
(juez diocesano nombrado por el obispo) que había trabajado en Roma
como notario a las órdenes de César Riario. Con él se agilizan las obras
de la portada gótica y, para edificar una nueva capilla mayor, se
adquieren casas que habían sido donadas por los Reyes Católicos al
Cabildo.
El 29 de marzo de 1528,
Bernardino Contreras, en nombre del obispo César Riario, acompañado del
maestro Enrique Egas y el cantero Pedro López, presenta una traza para
su aprobación, que supone la victoria de los partidarios del derribo de
la vieja mezquita y la erección de una nueva catedral. Existen varias hipótesis que
atribuyen la autoría de las primeras trazas de la catedral a Enrique
Egas, Diego de Siloé e, incluso, a Pedro López, aunque parece ser que
Egas solo vino a "discutir la planta y confirmar el sitio", según la
profesora Teresa Sauret. El caso es que cualquiera de ellos pudo ser el
autor, elaborando unas trazas a partir de la modificación de modelos de
plantas de otras catedrales, de ahí la originalidad del templo
malagueño. Lo que sí está claro es que Pedro López fue el primer
maestro mayor, el cual realizó la obra desde los cimientos (de más de
dos metros de profundidad) hasta una altura de seis metros. La elección
de este maestro pudo estar avalada por Egas, con quien había trabajado
en Jaén.
La primera piedra bien pudo
colocarse el 29 de junio de 1529, día de los Santos Apóstoles Pedro y
Pablo, una vez derribadas las casas adquiridas para el terreno de la
cabecera de la nueva catedral, por donde Pedro López comenzó
la obra. El edificio antiguo no fue tocado, para que el culto no se
viera interrumpido. Estuvo López a cargo de la construcción gótica
durante una década y cuando muere en 1539, el Cabildo tarda tres años en
nombrar otro maestro mayor, siendo el responsable de las obras durante
ese intervalo de tiempo el aparejador Vicente Fernández, hasta que el
nuevo obispo Bernardo Manrique designa al arquitecto castellano fray
Martín de Santiago (1542).
El triunfo del renacimiento (1542-1588)
Las características de la arquitectura
renacentista italiana del cinqueccento, de marcado carácter romano, que
se observan en la catedral a partir del 1542, nos advierte que un
proyecto de Diego de Siloé pudiera estar detrás de la construcción del
templo malagueño y que fuera seguido fielmente por los maestros de la
obra catedralicia (Siloé había estado en Roma y aprendió de Rafael y sus
discípulos). Esto empieza a notarse en las pilastras corintias de las
capillas de la girola y en la decoración de los capiteles de las
columnas de los arcos. Por otra parte, el soporte a base de pilares
cruciformes con columnas corintias adosadas que sostienen un trozo de
entablamento, utilizado en Italia por Bruneleschi, nos inclina a pensar
en la más que posible participación de Siloé en el templo malagueño
-al igual que lo hizo en las catedrales de Guadix y Granada- cuyo
sistema será continuado por Vandelvira.
Cuando muere fray Martín (1547), el Cabildo
elige como nuevo maestro de obras a Diego Vergara, que había sido
ayudante del anterior. En 1549 se le encarga otro modelo a Andrés de
Vandelvira, que por entonces estaba trabajando en Úbeda, aunque de
maestro mayor siguiera Vergara.
En lo que se refiere a los soportes más arriba
citados, la diferencia de la catedral malacitana con respecto a las de
Granada y Guadix estriba en los pilares que descansan en los
entablamentos y que son la base de los nervios de las bóvedas: los de
la catedral malagueña son más elevados, lo que puede deberse a que
Vergara intentase de esta manera armonizar la inicial proporcionalidad
gótica con las nuevas tendencias renacentistas del edificio.
Hasta su muerte en el año 1583, Diego Vergara había terminado las capillas de la girola, cuya cubierta se resuelve adaptando el cubrimiento de los tramos trapezoidales con casquetes esféricos comprimidos; la capilla mayor, que se cubre con bóveda esférica; el crucero, cubierto con casquete esférico sobre pechinas aveneradas (con forma de concha); y los brazos del crucero con casquetes esféricos y bóvedas vaídas (estas últimas son características en los diseños de Vandelvira).
Los motivos decorativos de las cubiertas, además de las mencionadas pechinas en forma de concha, los constituyen unas formas geométricas que evocan llaves. También concluyó el maestro Vergara la antesacristía y comienza las portadas laterales, encajadas cada una en dos grandes cubillos siguiendo los modelos siloescos. La construcción y decoración de esas portadas continuarán en los siguientes siglos. En cuanto a la iluminación se logra con vanos formados por una triple arquería de medio punto situada en el segundo cuerpo de los muros de cerramiento, a la que se superpone otro cuerpo formado por un arco flanqueado por dos óculos. El obispo Luis García de Haro da por concluidas las obras
En el año 1587 llega a la sede de Málaga el obispo
García de Haro, el cual dispuso dar por acabada la construcción. Para
ello mandó terminar con rapidez las obras que estaban acometiéndose, se
cerró el crucero y se llevó a cabo el traslado de la iglesia vieja a
la nueva catedral, que se abrió solemnemente al culto el 31 de agosto de
1588, todo esto con el disgusto del Cabildo, partidario de
continuarla. Consciente de la tensión que esto provocaba, García de Haro
consintió en seguir la obra del coro, aunque en unos materiales y
dimensiones inferiores a lo que se había proyectado en un principio, lo
cual desembocó en nuevos enfrentamientos con gran parte de los clérigos
integrantes del Cabildo, llegando el asunto, nuevamente a la Corona, en
este caso, a Felipe II, quien, por Real Célula, manda que se entreguen
cuatro trazas realizadas por el trazador real Francisco de Mora sobre
las dos existentes de Juan de Minjares y de Hernán Ruiz para que,
conforme a ellas, se continuase las obra, cosa que se llevó a cabo desde
1598 dirigida por el maestro Pedro Díaz de Palacios. El coro, sin la
sillería, se inaugura en 1631.
La Catedral en el siglo XVII
Durante el siglo XVII las obras son escasas. Como ya hemos indicado, el
coro se concluyó en 1631, aunque con diferencias respecto al actual,
pues a él se trasladaron las sillas procedentes del anterior que se
situaba delante de la capilla del Amparo. Del coro hablaremos más
adelante, cuando describamos los espacios interiores de la Catedral.
Pero lo que seguía sin llevarse a cabo era la reanudación de las obras,
lo que acarreaba que lo ya edificado estuviera sufriendo un grave
deterioro. Por ello, el deán Felipe de Velasco (1659) propone la
continuación de la construcción al Cabildo, la cual se encarga al
maestro mayor Diego Delgado, pero la muerte del deán a los pocos días,
hace que se frene la propuesta.
El intento de reanudar la
construcción por parte del Obispo Fray Alonso de Santo Tomás fracasa,
aunque su intervención en el amueblamiento y decoración del templo fue
importante. Con la llegada al obispado malacitano de Fray
Alonso de Santo Tomás en el año 1664, vuelve la iniciativa por retomar
las obras a gran escala. Para ello se pide financiación al rey Carlos II
y el Cabildo se compromete a invertir 1.500 ducados anuales durante 10
años , pero la actividad constructiva se retrasa debido a la tardanza de
la Bula del Papa Alejandro VII aceptando la inversión, que llega a
Málaga en 1692, una vez muerto el obispo Fray Alonso. Esto supuso un
parón definitivo de la construcción durante el siglo XVII, aunque sí se
realizan labores de reparaciones varias, la colocación de las rejas de
la capilla mayor y del coro, y la pavimentación del altar mayor.
En cuanto al amueblamiento bajo el obispado de
Fray Alonso cabe destacar los púlpitos del altar mayor y el facistol y
atriles del coro, entre otros. Además, encargó a Alonso Cano la
realización de un tabernáculo, sustituido por el actual que fue
levantado en el siglo XIX.
El siglo XVIII y la finalización de las obras
Ya hemos señalado más arriba el deterioro del
edificio después de un siglo de paralización de las obras. Por si fuera
poco, las lluvias de 1718 habían provocado filtraciones que afectaron a
las cubiertas de capilla mayor. Ante estos problemas y aprovechando que
se atravesaba un periodo de Sede Vacante, el Cabildo manda inspeccionar
el edificio por el ingeniero de obras del muelle Bartolomé Thurus, el
cual manda un informe sobre los problemas estructurales del templo. Tras
su lectura, se decide la inmediata reparación de los daños y la
continuación de la obra, encargándose de ella José de Bada, maestro
mayor de la Catedral de Granada, aunque su presencia en las obras de la
Catedral malagueña va a ser esporádica, encargándose del día a día de la
construcción su aparejador Antonio Ramos, que posteriormente tras la
muerte de Bada será el maestro mayor.
La financiación se llevará a cabo por el pago de
1.000 ducados anuales de las rentas del Cabildo, los fondos de las
prebendas vacantes, una parte de las tercias reales del obispado
(ingreso concedido por la Iglesia a la Corona) y, sobre todo, por un arbitrio
(impuesto, diezmo) sobre la pasa, el aceite y el vino que se exportaban
por el puerto. En gran parte, fue el comercio malagueño el que hizo
posible la continuación de las obras.
En cuanto al estilo arquitectónico en que se
continuará el edificio, hay que hacer notar que los maestros se van a
ver presionados por el Cabildo para que no exista mucha diferencia entre
el barroco imperante en el siglo XVIII y la obra existente, como queda
de manifiesto en el interior, salvo en la decoración de las pechinas de
la nave central, que adopta forma de palmas en lugar de las conchas que
se observan en la obra renacentista. En lo que respecta al exterior sí
se aprecian más elementos barrocos, sobre todo en la decoración de la
fachada principal y los cuerpos superiores de los cubillos y la torre.
José de Bada introduce el estilo barroco en el edificio, pero conciliándolo con el renacentista.
Los preliminares de la construcción van a ser
lentos y costosos, pues hubo que derribar las casas que ocupaban el
solar para proseguir la edificación. Su proyecto será avalado por los
maestros Vicente Acero (Catedral de Cádiz) y Diego Antonio Díaz
(Catedral del Sevilla), interviniendo en los adornos Fray Miguel de los
Santos. Bada inicia las obras en 1721 por la fachada principal,
construyendo de torre a torre paralelamente, a la vez que los pilares
interiores, las cuatro bóvedas colaterales, las dos portadas laterales
más próximas a la fachada principal y los muros de cerramiento con el
fin de conectar la obra nueva con la vieja, aunque esta unión no la
logró Bada, que murió en 1755. Antonio Ramos será el continuador de Bada. Al morir Bada, Antonio Ramos, se convierte en el
nuevo maestro mayor dirigiendo la construcción tras el visto bueno del
afamado arquitecto Ventura Rodríguez. Continuó con el alzado de la
fachada y las torres , diseñó el atrio y la reja, y finalizó los
cubillos de las portadas del crucero. Terminó de levantar los muros y
los pilares y cubrió la nave central. Él llevó a cabo con éxito la unión
de la obra nueva con la vieja. En el año 1768 se pone en uso la
Catedral al completo. A raíz de esa fecha las obras se ralentizan.
José Martín de Aldehuela no pudo concluir las obras por problemas de financiación
Tras la muerte de Antonio
Ramos en 1782, se hace cargo de las obras José Martín de Aldehuela, que
estaba trabajando en las cajas de los órganos de la Catedral. Bajo su
dirección se colocó la reja del atrio, se hizo la sacristía y arreglos y
ornamentación de la fachada, así como la remodelación completa de la
capilla de la Encarnación, costeada por el obispo Molina Lario.
En 1782 se clausuran las las
obras y se retiran los andamios al complicarse la situación económica
debido a la mala gestión de los fondos y, sobre todo, a la retirada por
parte de la Corona de los arbitrios destinados a la construcción del
templo que se derivaron a otros fines, como el abastecimiento de agua de
la ciudad o las mejoras del puerto y de los caminos de Vélez y
Antequera. Al respecto hay que tener en cuenta que, como típico monarca
ilustrado, el rey Carlos III, priorizaba la modernización del país sobre
otras cuestiones.
Esta fue la realidad del
cese de las obras en la Catedral, aunque la leyenda romántica, sin
ninguna prueba que lo demuestre, atribuye el hecho a que el dinero para
su terminación sirvió de ayuda a la guerra que mantenían los Estados
Unidos contra su metrópoli Inglaterra par lograr la independencia.
La situación en el siglo XIX
Durante el siglo XIX, la invasión francesa con
la consecuente Guerra de la Independencia, las desamortizaciones y la
progresiva secularización de la política y la sociedad, suponen el
carpetazo final al proyecto de finalización de las obras No obstante,
hubo dos intentonas que fracasaron: la del obispo Juan Nepomuceno
Cascacalla que lo intentó aprovechando la visita a Málaga en 1862 de la
reina Isabel II; y la del alcalde José Alarcón Luján con algunos
miembros importantes de la ciudadanía local en el año 1888.
En conclusión, la Manquita está aún
inacabada: le falta el tejado a dos aguas, lo que ha sido causa de un
problema de continuas filtraciones que en el año 2009 se intentó
solucionar con el recubrimiento de las bóvedas, pero sin proporcionar
el resultado esperado, según se ha comprobado tras las lluvias de
diciembre de 2016. Tampoco se terminaron una de las dos sacristías, los
remates de la fachada, la circunvalación de los altos, las estatuas y,
lo más característico, la torre sur.
3.Estilos y dimensiones:
Estilos:
Catedral renacentista-barroca
de planta basilical, sin crucero acusado en planta, de tres naves de
igual altura, aunque de menos anchura para las laterales. El remate es
una cabecera de planta poligonal con girola.
Dimensiones:
La planta: 110 metros de largo por 55 metros de ancho.
La altura: 38 metros (en la girola, 36). Las tres naves tienen la misma altura.
Anchura:
- Nave Central: 16 metros.
- Naves Laterales: 11 metros.
Torre Norte: 84 metros.
4.Partes:
- ARQUITECTURA EXTERIOR
La fachada principal se encuentra
dividida en dos alturas y tres calles. Esta se encuentran separadas por
grandes columnas de orden corintio. En el piso inferior encontramos tres
arcos monumentales, y sobre estos, unos medallones. Los medallones de
las puertas laterales representan a los patronos de Málaga, San Ciriaco y
Santa Paula. Por otra parte, el medallón central representa la
Anunciación del Señor. El piso superior está compuesto por arquerías.
Otra de las partes más notables de la
imponente Catedral de Málaga es la Puerta de las Cadenas. Esta se sitúa
en la fachada norte de la misma. Junto a esta encontramos unos jardines
de trazado árabe, donde el agua juega un importante papel. La puerta
queda flanqueada por una hilera de naranjos a cada lado, conocido como
Patio de los Naranjos. Junto a la Puerta de las Cadenas encontramos unas
curiosas torres semicirculares.
- ARQUITECTURA INTERIOR
La Catedral de Málaga posee planta rectangular, y está compuesta por tres naves. Cabe destacar el Altar Mayor, de 1541.
El coro es una de las partes más
valiosas de la Catedral de Málaga, y fue la obra cumbre de la
carpintería barroca. Es además uno de los trabajos más deslumbrantes del
escultor Pedro de Mena, aunque en este también participaron otros
artistas. Sobre los laterales del coro se encuentran los órganos de
trompetería horizontal, mientras que el trascoro está presidido por un
altar, con una Piedad de mármol.
Además existe un Museo Catedralicio,
ubicado en las antiguas dependencias de la Sala Capitular. Este se
divide en dos salones, y en ellos se pueden observar obras procedentes
de distintos emplazamientos de la catedral. Existe también un museo al
aire libre. Este tiene la entrada en el Patio de los Naranjos y acceder a
él es totalmente gratuito. En éste espacio podemos contemplar un grupo
escultórico de 8 cruces realizadas por el malagueño Jorge Rando.
Importantes también las dos pesadas campanas (2 toneladas cada una) con
más de 300 años de antigüedad que descansan bajo sus árboles. Además,
podemos observar una preciosa escultura de la Virgen de la Victoria,
patrona de Málaga.
5.Información de interés:
Las visitas a la Catedral de Málaga
tienen un precio aproximado de entre 5 y 7€, y tendrán lugar de Lunes a
Viernes de 10 a 18 horas y Sábados de 10 a 17 horas. Estos horarios son
aproximados y podrán variar depende de la temporada.
Además, existe la posibilidad de visitar
las bóvedas de la Catedral con un guía, que te explicará parte de la
historia de la misma, así como curiosidades e información de interés.
Estas visitas tienen un precio de entre 6 y 10€ (precio reducido para
residentes en la provincia de Málaga). Si las visitas son nocturnas, el
precio ascenderá. Los horarios están establecidos según la época del
año.
Así, de enero a marzo estos tendrán
lugar en el siguiente horario: 11, 12, 13, 17, 18, 19 de Martes y
Domingo y a las 20 horas de Jueves a Sábado. De marzo a septiembre serán
de jueves a sábado a las 11, 12, 13, 18, 19, 20 y 21 horas. De
septiembre a octubre, de jueves a sábado en este horario: 11, 12, 13,
17, 18, 19 y 20 horas. Por último, están las visitas de octubre a enero,
de martes a domingo a las 11, 12, 13, 16, 17, 18 y de jueves a sábado a
las 19 horas.
Por último, debes saber que estas
entradas se pueden adquirir en el Palacio Episcopal, sito en Plaza del
Obispo, a través de la web mientrada.net o en el teléfono 902646289.
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