SIGLO XX EN ANDALUCÍA
SIGLO XX EN ANDALUCÍA
Además de los primeros pintores andaluces que reflejan la llegada de influencia de las nuevas corrientes debemos destacar como figura esencial al malagueño Pablo Ruiz Picasso. El mismo espíritu innovador de Picasso encontramos en pìntores que siguen el camino emprendido por este a través del cubismo como el onubense Daniel Vazquez Díaz, cultivador de un poscubismo idílico, y maestro también de una buena parte de la siguiente generación pictorica española.
Entre los nombres más importantes de la cultura andaluza contemporánea vemos a Francisco Mateos, Rafael Zabareta y Jesús Caballero. De forma paralela aparecieron grupos de artistas en distintas capìtales andaluzas: Indalianos en Almería a cuyo frente figuró Jesús de Perceval, quien intentó enlazar con fórmulas artísticas y estéticas de épocas remotas del sureste andaluz (Argal); los grupos "Equipo" y "Espacio" en Córdoba y el grupo de la Facultad de Bellas Artes en Sevilla formado entre otros por A. Gavira o Romero Escassi.
Dentro de la abstracción destacar figuras como Luis Borbillo o José Guerrero.
En arquitectura observamos como el patrimonio del siglo XX articula y determina nuestra formqa de relacionarnos en el espacio donde vivimos.
La llegada del modernismo se debió a la burguesía urbana a la que sedujo su repertorio ornamental pero sobre todo los jóvenes arquitectos que encontraron en él y su reveldía que utiliza la ornamentación como medio de expresión.
En general puede afirmarse que la arquitectura andaluza vivió de espaldas a la modernidad más preocupada por la recuperación de su pasado artístico especialmente el mudéjar y el barroco, considerado como glorioso.
En función de las provincias se desarrollaron diferentes tendencias: en Sevilla y Córdoba se dio el Neomudéjar con arquitectos como Anibal González (Plaza de España), Talavera y Eredia (Torre adriática) y José Espiau y Muñoz, en Cádiz y Huelva el Neocolonialismo y en las provincias restantes, Málagra, Almería , Granada y Jaén, un historicismo ecléptico.
Durante la Guerra civil y la dictadura franquista se desarrolló la arquitectura pública con la construcción de universidades laborales, escuelas, mercados, aduanas,etc y la implantación de poblados de colonización donde se unía lo popular y lo moderno.
En Andalucía la inspiración urbana llegó tarde, sólo asimila las imágenes debido al estancamiento económico, a la dimensión de las ciudades y a su poco raigambre social. Los edificios pioneros de la arquitectura moderna andaluza fueron los cines, los edificios de oficinas y las nuevas infraestructuras de transporte.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en Andalucía se dio la reivindicación de la monumentalidad como factor a integrar en el discurso arquitectónico, se intentaba así dar a la arquitectura un papel simbólico, especialmente para la arquitectura pública en su relación con la ciudad.
Entre 1950-60 se dieron medidas por parte del Estado para conseguir un crecimiento industrial que impulsaron las inmigraciones hacia las ciudades en busca de trabajo, lo que provocó la necesidad de viviendas sociales. Así, muchas de las propuestas de la arquitectura moderna irrumpen en la periferia con dos tipologías predominantes: edificios en altura y de cuatro o cinco plantas sin ascensor.
Entre 1955-65 se retomó la arquitectura industrial y ya en los años 70 existe conciencia de que el movimiento moderno estaba superado reivindicándose lo formal e irrumpiendo en Andalucía la conciencia de post-modernidad .
El siglo XX en Andalucía termina con las grandes obras para dotar de servicios e infraestructuras a la totalidad del territorio andaluz. A partir de las décadas de los 90 y coincidiendo con la expo de Sevilla en 1992, la región se ve enriquecida con obras en las que las grandes firmas internacionales (Calatrava, Moneo o Stierling). Se alternan con prestigiosos arquitectos andaluces como Cruz de Ortiz, Vázquez Consuegra o Juan Cuenca. Entre ellas destacan las nuevas estaciones ferroviarias de Córdoba y Sevilla, el puente del Almillo o el Pabellón de la navegación.
Los nuevos usos generan nuevos tipos de edificios como la estaciones de autobuses, lugares de comercio o edificios culturales (mercado de Málaga, Estación de autobuses de Almería) donde la funcionalidad se impone. El arquitecto García de Paredes es también una muestra de ello en la Iglesia Stella Maris en Málga. También las viviendas reflejan las nuevas tendencias como el caso de Lange de Mosher y Relaño.
ARQUITECTURA:
Hasta el estallido de la Guerra Civil, la arquitectura andaluza se desenvolvió dentro del tradicionalismo que primero giró sobre los historicismos y más tarde tuvo su fundamento en el regionalismo, salvo algunas actuaciones de influencia modernista.La llegada del modernismo se debió a la burguesía urbana a la que sedujo su repertorio ornamental pero sobre todo los jóvenes arquitectos que encontraron en él y su reveldía que utiliza la ornamentación como medio de expresión.
En general puede afirmarse que la arquitectura andaluza vivió de espaldas a la modernidad más preocupada por la recuperación de su pasado artístico especialmente el mudéjar y el barroco, considerado como glorioso.
En función de las provincias se desarrollaron diferentes tendencias: en Sevilla y Córdoba se dio el Neomudéjar con arquitectos como Anibal González (Plaza de España), Talavera y Eredia (Torre adriática) y José Espiau y Muñoz, en Cádiz y Huelva el Neocolonialismo y en las provincias restantes, Málagra, Almería , Granada y Jaén, un historicismo ecléptico.
Durante la Guerra civil y la dictadura franquista se desarrolló la arquitectura pública con la construcción de universidades laborales, escuelas, mercados, aduanas,etc y la implantación de poblados de colonización donde se unía lo popular y lo moderno.
En Andalucía la inspiración urbana llegó tarde, sólo asimila las imágenes debido al estancamiento económico, a la dimensión de las ciudades y a su poco raigambre social. Los edificios pioneros de la arquitectura moderna andaluza fueron los cines, los edificios de oficinas y las nuevas infraestructuras de transporte.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en Andalucía se dio la reivindicación de la monumentalidad como factor a integrar en el discurso arquitectónico, se intentaba así dar a la arquitectura un papel simbólico, especialmente para la arquitectura pública en su relación con la ciudad.
Entre 1950-60 se dieron medidas por parte del Estado para conseguir un crecimiento industrial que impulsaron las inmigraciones hacia las ciudades en busca de trabajo, lo que provocó la necesidad de viviendas sociales. Así, muchas de las propuestas de la arquitectura moderna irrumpen en la periferia con dos tipologías predominantes: edificios en altura y de cuatro o cinco plantas sin ascensor.
Entre 1955-65 se retomó la arquitectura industrial y ya en los años 70 existe conciencia de que el movimiento moderno estaba superado reivindicándose lo formal e irrumpiendo en Andalucía la conciencia de post-modernidad .
El siglo XX en Andalucía termina con las grandes obras para dotar de servicios e infraestructuras a la totalidad del territorio andaluz. A partir de las décadas de los 90 y coincidiendo con la expo de Sevilla en 1992, la región se ve enriquecida con obras en las que las grandes firmas internacionales (Calatrava, Moneo o Stierling). Se alternan con prestigiosos arquitectos andaluces como Cruz de Ortiz, Vázquez Consuegra o Juan Cuenca. Entre ellas destacan las nuevas estaciones ferroviarias de Córdoba y Sevilla, el puente del Almillo o el Pabellón de la navegación.
EL MOVIMIENTO MODERNO
Sus manifestaciones principales corresponden al universalismo de este movimiento con peculiares valores regionales. En Andalucía el racionalismo tendrá un carácter expresionista pero no sólo como cuestión estética sino unido a la funcionalidad y al uso de nuevos materiales como el hormigón. Ejemplos de este tipo vemos en el Mercado de abastos de Algeciras o en la Bodega tío pepe de jerez.Los nuevos usos generan nuevos tipos de edificios como la estaciones de autobuses, lugares de comercio o edificios culturales (mercado de Málaga, Estación de autobuses de Almería) donde la funcionalidad se impone. El arquitecto García de Paredes es también una muestra de ello en la Iglesia Stella Maris en Málga. También las viviendas reflejan las nuevas tendencias como el caso de Lange de Mosher y Relaño.
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